Edito, Febrero 2018

Toribío, Norte del Cauca, Colombia

Después de una corta pero sabrosa travesía por el invierno francés, rica en pan y queso, llena de reencuentros calorosos, y cargada de energía gracias a un Laboratorio teatral en dos barrios de Aubervilliers (ver Labo TJ), acá estamos. Acá estamos en medio de las montañas verdes del Norte del Cauca; un regreso al verano, a la primavera de las luchas, a las siembras y las cosechas. A la chicha y al maíz. Un regreso a las Tierras Fértiles.

Acá, nuestras maletas se están enraizando, y los tejidos se están fortaleciendo, hilándonos cada día más a la gente, los procesos y el territorio. Acá, es infinito lo que nos queda por aprender – o más bien por desaprender. Desalambrar -dice el viento. Corazón y mente. Acá estamos para desalambrar nuestro teatro, devolverlo a la tierra, a la gente, a las luchas, a la vida; intentando humildemente ponerlo al servicio de los imaginarios y sueños populares.

En Cali, el año pasado montamos una obra de teatro de calle contando la resistencia de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó (ver Apartados). También, con el MOVICE (Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado) trabajamos con las familias de dos mujeres víctimas de desaparición forzada para poner en escena la injusticia de los crímenes de Estado pero también la verdad y la tenacidad de las luchas por la vida (ver Por algo sería). En Toribío, desde agosto caminamos con la Comunidad Nasa, realizando distintos talleres de teatro y procesos de creación colectiva con jóvenes y adultos para que se contara lo que se vive aquí, y lo que se espera (ver Toribío). Bajando hacia el valle, acompañamos el proceso de lucha del pueblo Nasa contra los monocultivos de caña llamado Liberación de la Madre Tierra, integrados a un equipo de comunicación bien bonito (ver Desalambrarte).

Y seguimos caminando, paso a paso, para que el teatro que hacemos sea cada vez más un espacio donde alzar la voz múltiple de los pueblos que no agachan la cabeza, una manera de escuchar los murmullos y los gritos de la tierra, una oportunidad de reunirse para nombrar la realidad desde la raíces, y hallar fuerzas para luchar desde la montonera. Un teatro tejido con el mundo

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