Comparsa

Sueños de Gigantes

Participación a la Comparsa del Festival Cultural Alvaro Ulcue Chocue

En el Parque principal de Toribio camina un gigante. Jigra al hombro, sombrero en lo alto, bastón en mano, y las montañas para avanzar. Los comuneros salen para mirarlo pasar. Sonrisas, fotos, y saludos. Muchos lo reconocen; él es de acá, seguro. Es una Mayora que camina, con certeza y paciencia; también es un niño, alegre y desordenado; y a la vez es un Te’ Wala, presente, conectado. Tres figuras por un solo cuerpo, el cuerpo de la Comunidad Nasa unida; corazón ancho, mirada digna, caminar firme; un cuerpo enraizado en la Madre Tierra.

Son los niños y jóvenes del Colegio Eduardo Santos quienes le dan vida a este Gigante. Ellos y ellas caminan con el, a su ritmo, animando sus manos, su cuerpo, su bastón, haciéndolo bailar al sonido de la música que camina también, adelante. Un Chumbe gigante lo sigue, dandole fuerza y ánimo. El calor pega, la carga pesa. Pero todos sonríen: este gigante, es un sueño que camina.


En la esquina, un policía se ríe. Unos personajes raros invadieron el pueblo en esta mañana soleada. Y algunos se le parecen a este policía. Será que se da cuenta? Rostros y cascos cubiertos de un verde militar famoso por estos lados, fusiles en mano, este ejercito de zombies de la guerra ataca sin parar al Arbol de Vida del Pueblo Nasa, símbolo de su resistencia larga de 500 años contra la colonización y todas sus máscaras. Ellos no son los únicos que quieren tumbar este árbol. De hecho, ellos no son más que el brazo armado de personajes mucho más poderosos: La Mafia, El Politiquero, El Terrateniente… Una banda de colibríes defiende al árbol: el poder de la multitud, el poder de los Nasas. Es un combate constante contra las fuerzas de la desarmonía; un combate para defender la vida y la autonomía.

Son los niños y jóvenes del Colegio Eduardo Santos que actúan y encarnan este combate en el Parque principal de su Pueblo. Algunos están vestidos de soldados/guerrilleros y se amañan a jugar a la guerra; Yamid y Juan Sebastián llevan las máscaras que hicieron con orgullo, actuando La Mafia y El Politiquero con malicia. Otro joven, de Terrateniente, levanta su hacha de cartón con rabia. Otras animan los colibríes en un baile de defensa que asusta a los enemigos; otros caminan con el árbol, prestándole sus piernas, prestándole sus sueños.

Y el Policía se ríe. Será que entiende?


El viernes 3 de noviembre de 2017, en el marco de la comparsa del Festival Cultural Alvaro Ulcue Chocue, y rodeados de muchos personajes, carrozas, bandas de música y de danza, caminaron por primer vez La Comunidad Unida y el Arbol de Vida, dos títeres gigantes construidos con los niños, jóvenes y profesores del Colegio Eduardo Santos de Toribio.

Fueron tres meses de trabajo para llegar a este día de fiesta. Todo inició con esta pregunta fundamental que nos hicimos entre todos: Qué queremos representar/expresar? cuál es la urgencia? Luego intercambiamos ideas, investigamos en los libros y con los Mayores, construimos maquetas… Hicimos mingas de recuperación de material en el relleno sanitario del Pueblo; nos familiarizamos con los materiales y las herramientas, trabajamos la escucha grupal hacia la animación de los títeres… Tres meses de juegos, risas, de manos en el pegante, de desfiles de máscaras, de amistades, de arreglos de último minuto…

Y eso: estos personajes, son ellos y ellas quienes los pensaron, imaginaron, dibujaron, construyeron. Hasta darles vida. Será que volver a actuar el pasado, es empezar a transformarlo?

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