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7 de noviembre 2017.

Los buses no paran de llegar y una multitud de gentes de todas las edades se amontona en el polideportivo del CECIDIC. Hoy es la jornada cultural del Festival Alvaro Ulcué Chocué. Es el día en que decenas y decenas de grupos de todos los colegios del territorio llegan a presentar lo que han ido preparando durante semanas para esta ocasión : danzas, música, poemas y manifestaciones artísticas de todo tipo para darles vida a las culturas, a la cultura nasa como a otras.

Llegamos temprano en la mañana para nuestro último ensayo antes de presentar el trabajo de teatro-foro que hicimos con un grupo de estudiantes del colegio Eduardo Santos. Pero nos encontramos con una organización un poco caótica y las condiciones no son de las mejores. Nos sabemos a que hora vamos a pasar. Varixs jóvenes del grupo tienen otras presentaciones con sus salones. Las condiciones acústicas son casi imposibles. El stress se hace sentir. ¿Lograremos actuar las dos escenas que preparamos?

Nos reunimos en el pastito para tomar una decisión. Roland no actuará, esta demasiado preocupado con sus exámenes de fin de año. Jhoner duda, el público le da miedo. Sek y Maribel están dispersas porque tienen que prepararse para su presentación de danza. Las preguntas surgen. “¿Que pasa si nadie quiere hacer foro?” Por suerte, algúnxs como Eliana empiezan a animar el grupo : “Hicimos tantos esfuerzos, ¡no vamos a dejarlo ahí!”

Entonces, nos activamos, sin pensarlo dos veces, y ensayamos por última vez. Con ánimo, vamos a esperar nuestro turno, cerca del escenario. Después de una larga espera, nos toca. Pero faltan dos personas… Bueno, da lo mismo, reorganizamos los papeles y ¡vamos!

A pesar de las condiciones difíciles, los jóvenes lo dan todo. Sonrisas y risas en el público. Miradas admirativas. Están con nosotrxs. El foro empieza. Cuatro intervenciones muy lindas. Esa mayora que viene a regañar el hermano autoritario y machista y lo deja sin palabras. Ese niño valiente que viene a decirle a sus papas lo que siempre les quiso decir.

Estamos orgullosxs.

Hacía tres meses que nuestro grupito se reunía todas las semanas en el salón abandonado del colegio para hacer teatro-foro. Es decir para contar nuestras historias y entrenarse para transformar lo que nos indigna. Lindas fueron las historias en este grupo. Historias que tratan de la vida en el territorio, bueno de la vida en general. Historias que nos tocan porque resuenan en nuestros corazones, porque nos emocionamos descubriéndolas y a la vez es como si ya las conociéramos. La de la chica que lo hace todo en la casa. La de la niña que se siente impotente frente a sus papas que pelean. La de un joven que se nubla la mente con marihuana para olvidar sus problemas.

Después de la función, nos regalan un recordatorio para agradecernos por participar. Los y las jóvenes insisten para que lo tengamos, para acordarnos del grupo. Un grupo mágico de jóvenes que se hablaron y se escucharon. Un grupo que creció y que logró, aunque sea un poquito, abrir un espacio para afirmar una palabra, su palabra, en alta voz, frente a su comunidad. Una palabra atrevida que sobresale en este día un tanto monocorde.

Talleres y proceso de creación en el territorio Nasa

Todo cupo, bien apretadito, en la camioneta de Don Ernesto, el señor que reparte revueltos a las tiendas de la montaña. Y desde Cali, pasando por Toez, nuestras maletas llegaron juntitas en la casita azul de Dona Rosa Alba, en el barrio del Acio, vereda la Betulia, Resguardo de san Francisco, Municipio de Toribio. Norte del Cauca.

Era final de Agosto. Y veníamos a vivir acá para tres meses. Un proyecto de pasantía con el Ministerio de Cultura nos había traído allí. Sin embargo, las razones profundas no faltaban; nos habían brotado del pecho, durante los distintos recorridos que habíamos hecho por el territorio Nasa. Habían germinado en las ollas, asambleas, tulpas comunitarias, madurando al olor de la Tierra y al calor de las luchas. Era un latido de corazón, una intuición, todavía. Allá teníamos que ir, con tiempo.

Acá venimos a aprender: una certeza que resonaba entre las paredes de la casa vacía. El Ministerio nos apoyaba para enseñar; nosotros sentíamos que no veníamos a enseñar solamente. Las montañas nos miraban de sus altos, confirmando lo sospechado. Acá, venimos a aprender.

Y es así que llegamos a Toribio. Durante tres meses intentamos aportar a los procesos comunitarios desde nuestras herramientas -el teatro, los títeres-, para contar lo que se vive, reconocer y re-significar la cultura, crear juntos. Este proceso se desarrolló en cuatro procesos distintos: uno de creación colectiva con el grupo teatral del municipio Ksxaw Üus lo cual fue la semilla de una posterior creación (ver Tulpa TV), otro de creación de títeres gigantes para la Comparsa del Colegio Eduardo Santos (ver Comparsa), otro de teatro del oprimido con estudiantes del Colegio Eduardo Santos (ver TO cecidic), y otro de teatro del oprimido con un grupo de la Escuela de jóvenes y adultos de Bodega Alta (ver Bodega alta).

Y es así que nos quedamos en Toribio.

Comparsa 8vo Festival Alvaro Ulcué

Tulpa Tv

Bodega Alta

Teatro Foro en Toribio

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Ese Lunes, en Cali, el teatro estaba lleno. Había unas mil personas dentro y dicen que se quedaron afuera otros cuatro cientos.

Vamos pueblo carajo!
Resonaban las voces de los mil allí presentes.
A desalambrar a desalambrar!
cantaba el publico lleno de fuerza de vida.

Allí estaban presentes los familiares de Olga Lucía Bonilla, líderesa comunitaria, educadora popular y amante de la gente de su barrio; desaparecida en Buenaventura a sus 28 años en el año 1997 a manos de la policía nacional del estado colombiano.

También estaban los familiares y amigos de Sandra Viviana Cuellar Gallego, ambientalista, poeta, defensora del agua y de la vida; desaparecida a sus 26 años en el año 2011 en la ciudad de Cali sin investigación alguna por parte del estado.

Un mes y medio antes habíamos sido contactados por el Centro de memoria histórica y el Movice (Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado) para poner en escena éstas 2 historias de vida, que junto con otras 4 realizadas por otros 3 colectivos teatrales completarían la obra de “Por algo sería”.

La propuesta era escribir junto con sus familiares y amigos; y es así como viajamos a Buenaventura para visitar el entorno de Olga, sus afectos y sus objetos más preciados, como aquel vestido de novia que su tía aún guarda; para escuchar el antes, el ahora y el después de su desaparición. La alegría contagiosa de la joven Olga, su dedicación y el amor con los niños de su barrio, la tristeza desgarradora de su desaparición absurda, la injusticia, la impunidad y la rabia frente a una máquina policial que se la llevó y luego negó todo. Se la llevó por estar asistiendo a reuniones del movimiento político del M-19, en una época en la que ya se habían firmado los acuerdos de paz con ese movimiento. El estado negó todo, sin investigación alguna. Después… resilencia y derecho a la verdad, la búsqueda incesante de su hija, que no aceptó el argumento de que a su mamá la desaparecieron por guerrillera.

Los padres de Sandra nos narrarían su infancia, sus sueños, sus logros, sus pasiones; nos mostrarían la falda con la que danzó en las montañas de los andes; las luchas en que puso su corazón y espíritu. Leeríamos los artículos de prensa, las denuncias a la gran multinacional del pino Smurfitt Kappa y su desierto verde. A los ingenios azucareros del valle del Cauca y su desierto de caña. A las grandes empresas mineras para proteger el agua. Nos contarían la angustia de seguirla esperando… impunidad de un estado que ni siquiera investigó.

Por eso. Por ellas y por otras 4 personas. También por todas las otras personas víctimas de crímenes de estado, el teatro estaba lleno.

Estaba lleno porque esas 6 historias hacían eco a la realidad de un país.
Estaba lleno si de familiares y amigos, pero también de vecinos, de estudiantes, de gente de Cali y del Valle, de gente de todos los colores.
Estaba lleno porque todos necesitamos hacer memoria, soñar, reír y llorar juntos, indignarnos y luego cargarnos de esperanza.

Dos títeres de papel contarían la historia de Olga y Sandra junto a nosotros, quienes en escena seríamos sus cómplices más cercanos.
Dos títeres construidos con el corazón, cargados de Buenaventura y de Andes, cargados de todas las voces de amigos y familia; la sola manera de hacer memoria a vidas que partieron en medio de un gran signo de interrogación.

Durante mes y medio juntamos piezas de rompe-cabezas. Testimonios de aquí y allá. Construimos vestidos de papel y faldas voladoras. Pegamos pedazos de papel sobre rostros de barro como para devolverlas a la vida.

Y ensayamos.
Con cantos, con música.

Por eso la gente en el publico coreaba con nosotros:
Vamos pueblo carajo! el pueblo no se rinde carajo!
Por que éste es el canto reciente, aún en los oídos de todos, de las protestas contra la injusticia en Buenaventura, en el paro realizado en junio de 2017.

Por eso el teatro fue uno solo cantando:
A desalambrar, a desalambrar,
que la tierra es nuestra y tuya y de aquel…
recordando las incansables luchas de Sandra.

Y allí estaban también ellas, Olga y Sandra.
Con nosotros, con la gente.
Cantando para no olvidar.
Para seguir luchando.
Para gritar que la memoria y la vida no se pueden callar.

Olga Lucía Bonilla

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Sandra Viviana Cuellar Gallego

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Equipo

Puesta en escena: Jorge Mario Agudelo y Perrine Capon

Construcción: Leydy Pulido, Katerine Zuñiga Bautista, Hanna Allouch, Perrine Capon, Jorge Mario Agudelo

Actuación: Leydy Pulido, Katerine Zuniga Bautista, Hanna Allouch, Jorge Mario Agudelo, Perrine Capon

Música: Jimmy Molano, Sofía Garzón, Luzymar Ararrat

Agradecimientos

a Doumar y Maria Elena, los padres de Sandra

a Yurannis, la hija de Olga; a Edilma, su tía; a Limber, su amigo

Proyecto liderado por

Centro de Memoria historica de Bogotá

MOVICE

 

Équipe

Mise en scène: Jorge Mario Agudelo y Perrine Capon

Construction: Leydy Pulido, Katerine Zuñiga Bautista, Hanna Allouch, Perrine Capon, Jorge Mario Agudelo

Jeu: Leydy Pulido, Katerine Zuniga Bautista, Hanna Allouch, Jorge Mario Agudelo, Perrine Capon

Musique: Jimmy Molano, Sofía Garzón, Luzymar Ararrat

Remerciements

à Doumar y Maria Elena, les parents de Sandra

à Yurannis, la fille de Olga; à Edilma, sa taante; à Limber, son ami

Projet mené par

Centro de Memoria historica de Bogotá

MOVICE

Apartados surge de la necesidad en Febrero de 2017 de compartir con un público lo más amplio posible la realidad de una actualidad aguda: la intención de control territorial por parte del paramilitarismo a la hora de la implementación de los acuerdos de paz. A través de los comunicados de la Comunidad de Paz de San José de Apartadó que cuentan lo que está sucediendo allá ahora mismo, y una compilación política-mediática de discursos y diversiones, proponemos un espacio sensible y cómico donde cuestionar el momento que está viviendo el país, y aportar así a ésta búsqueda de una paz verdadera.

Para cumplir con éste reto, la obra Apartados es un tejido de dos lenguajes teatrales complementarios: el lenguaje poético de los títeres que nos llena de emoción y nos permite viajar por la obra, y el lenguaje rítmico y paródico del teatro de calle.

Dirección

Creación colectiva

Actuación

Jorge Mario Agudelo, Katerine Bautista Zúñiga, Myriam Cheklab, Perrine Capon

Animación de títeres

Myriam Cheklab, Katerine Bautista Zúñiga, Perrine Capon

Música

Marcelo Martinez (percusiones), Jorge Mario Agudelo ( guitarra), Myriam Cheklab (canto)

Construcción

Perrine Capon, Myriam Cheklab, Jorge Mario Agudelo y Katerine Bautista Zúñiga

Descargar Carpeta de la Obra.

Mise en Scéne

Création collective

Jeu

Jorge Mario Agudelo, Katerine Bautista Zúñiga, Myriam Cheklab, Perrine Capon

Animation des marionnettes

Myriam Cheklab, Katerine Bautista Zúñiga, Perrine Capon

Musique

Marcelo Martinez (Percussions), Jorge Mario Agudelo (Guitare), Myriam Cheklab (chant)

Construction

Perrine Capon, Myriam Cheklab, Jorge Mario Agudelo et Katerine Bautista Zúñiga

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